viernes, 29 de junio de 2007

mientrasbocaganaba

Esto ya se nos está yendo de las manos.
Puedo sentirlo haciendo malabares sobre la punta de mi nariz, mientras recorro de reojos la estela de estigmas que ha dejado en mis brazos.
Con suerte, el silencio lo aburra y se quite del todo, corra en busca de entretenida carne hacia otros mundos. Porque esto de tenerlo fuera de las manos, ya sabés, me molesta.
Ojalá que ese mundo le siente cómodo, siendo tan microscopico no le costará acomodarse, más que compleja se vuelve la estadía cuando encima de lo minúsculo yace la eternidad inevitable.
Quiero que se vaya de mi nariz, de mis brazos... si se fue de mis manos! ya sabés lo complicado que me resulta lidiar con cosas que se les escapan a mis dedos.
Mis dedos cuentan la cantidad de veredas, lavan mis heridas con saliva que les presto desde
otro confín de mi propia anatomía cuasi humana,señalan. Mis dedos lo controlan todo y se albergan en la redondez de una palma (a la que le reconozco el carácter romántico pero no la quiromancia), es en esa convergencia que reducto todo a un solo concepto: la mano.
Y después la dejo que haga todo: que abrace, que golpee, que alimente, que quite. Si de eso
se trata la cosmovisión moderna: reducimos todo a uno y que ese uno lo haga todo.
Y mientras tanto, mientras yo te explico y vos te reís de mis libres asociaciones que no me dejan terminar una idea sin nombrar a Lao Tzé o remitirme al interés que me produce observar el enigma visual del termómetro, esto sigue en mi nariz (y andá a saber a dónde se te metió a vos porque desde acá no lo vemos) y se nos fue de las manos, que a juzgar por los hechos inminentes, es lo único que (a medias) podemos controlar.

viernes, 15 de junio de 2007

Diálogo I

- No vas a llorar, cierto?

- ...

- Bien, lloremos entonces, lloremos que hace bien.

- ...
-¿Vos por qué llorás? Yo lloro por lo que no fui.

- Yo lloro por lo que no quiero ser.

-No lo serás.

- Gracias. No lo fuiste

-Gracias.