lunes, 16 de junio de 2008

Ego

Y el mundo siguió girando. Qué patada bien puesta en la mitad del ego, cierto?
Es como perder una disputa verbal acerca de tomates o de lo lindo que me queda estar perdida.
Yo no quiero volver y encontrar una pila de circunstancias agrupadas sobre mi cama, porque para eso se inventaron las bolsas de azar y los roperos con llave.
Y no quiero que me regalen las soluciones, ni que me compren un gato o me presten una escalera los vecinos.
Porque si asumo que un gato es la solución, entonces posiblemente necesite una escalera para salvarlo de las alturas cuando se escape por salvarse de mi.
Y entonces andaría necesitando todo lo que ando negando, y andar andando es bastante más digno de una zamba que de mis propias cavilaciones.
Nunca sucumbí ante los oropeles, pero ay de mi si alguna vez he intentado despojarme de mis imaginaciones, y que me caiga sorda, muda y ciega para atrás en este momento si exagero cuando digo que todo lo inventé yo (es el ego, el ego que vuelve porque a él también le revienta quedarse frustrado y que el mundo siguió girando.
Es el ego que no va a soportar los paréntesis donde lo contengo para que no se escape.
Ahí viven los egos, en paréntesis largos, casi eternos y no soportan que no les traiga mayúsculas para almorzar y que el mundo siguió girando. Y que a pesar de todo, alguien empezó a respirar y que fue feliz, aún sin ego, o con el ego entre paréntesis que a veces es lo mismo y otras veces se parece muy poco.
La ausencia y la presencia son la misma cosa sostenida por dedos diferentes. Y el silencio no es salud, pero la alegría necesita ser defendida y no defenestrada, tal vez de allí el error; y los paréntesis merecen cerrarse aunque arbitrariamente porque nadie qui)ere un paréntesis abierto, sin final, que se guarde todo el ego y vaya saber qué otras cosas más incluso las reglas ortográficas, ¿quién sabe?.

Y después de perdonarme y de volverme a desheredar en ciclos de ánimo condensados, en la respuesta nunca estática sobre quién tiene la culpa, me prometo oraciones más cortas y al rincón a reflexionar sobre los hechos, que es como aporrearse un poco de quererse tanto. El amor propio, o el ego, aunque el mundo siguió girando.