martes, 21 de septiembre de 2010

Y solamente.

Qué aburrido vivir de consonantes.
Constantes, y solamente.
Atar a un mástil los deseos,
pintar en grises lo incoherente.

Y desterrar las viejas nuevas,
fétidas urbes de ascensores
con lo colérico entre los puños,
cual si triunfaran las frustraciones.

Mermar desde lo incoloro,
la existencia reafirmada.
Hacer del amor un mercado,
tirarle del pelo a la nada.

Asumir las consecuencias,
de transgresores melodramas.
Atar cabos, salvar muelles
frente a caracolas indomadas.

Caminar a contramano,
soñar senderos cervicales
que se conquisten como arañas
paseando entre medanales.

Liberar los cuencos ocultos
donde habitan los deseos.
Silbarle bajito a un duende
que venga a quitar lo feo.

Y dejarse los bostezos
Permitidos en la dieta
Que para el amor y los sueños
No habrán de existir recetas.