miércoles, 26 de diciembre de 2007

Se me había retrasado Noviembre

Súbitamente el alma sacandole filo a la risa, se vuelve a dibujar.
Y alguien cree que no fue tan malo, y otro lo cree y lo dice, y el primero lo niega solamente para demostrarse que puede discernir.
Ocurrió sin que lo notemos, en ese fino tramo que nos lleva de octubre a diciembre.
Oídos necios del calendario que no oyeron la súplica cuando le pedí mi noviembre.
Porque ya nos habíamos acostumbrado a Noviembre, y hasta lo habíamos aceptado así. Irremediable. Siempre definitivo. Sorprendente. Estúpido. Innecesario. Abastecido. Despierto. Punzada. Dolor. Cosmos. Mayúsculas. Puntuación. Ave. Neblina. Ciencia. Fénix. Renacimiento.
Salía de las fauses y se evaporaba en lo inmenso que tiene una nuez. Qué delicia era verlo escurrirse entre los naranjos y las naranjas.
Siempre una patada, el puntapié inicial y el remate final desparramados sobre las mismas sábanas, destapados y sudorosos, porque para ellos era Febrero y era fiebre, también.
Pero esta vez no hubo Noviembre. Y yo no tuve otro remedio que sentirme marzo, abril, para reparar el daño, para solventar la ausencia, para recordarme viva, qué más.
Extrañé Noviembre (jamás lo hubiera creído) es cierto. Negarlo sería contribuír al desasosiego general de los posmodernos.
Recluté unas risas y algunos llantos de fechas pasadas, pero no era lo mismo.
Había algo que no estaba. Algo que siempre traía Noviembre.
Faltaba lo definitivo.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Catarsis I

Cuando de amor me rompí tres costillas, supe que no era el modo de sobrellevar la vida.
Progresé por los caminos de lo inmutable y el muro de ladrillo y me olvidé de las lágrimas y los dolores.
Aposté mi alma en una carrera de caballos que trasmitía la televisión y me la jugué con el que sabía perdedor. Fue la forma más fácil de desligarme de mi misma.
Puse barricadas sobre el puente, y coarté todas las salidas, los poros por donde vivir.
Obligada a mis propios límites, no tuve más escapatoria que hacerme hacia adentro cada vez que quise moverme.
Lastimé cada recoveco que quedaba libre y lo apresé tanto que me volví condena de mi propia existencia.
Me volví entonces, mi propio problema y mi única solución.
Cortar los lazos.. no existían.
Hola mundo, dónde estás?
Cucarachas.
Salir, salir. Auxilio. Me ahogo.
Dónde dejaste la cordura? Dónde la conciencia? Dónde el hilo que conducía lo normal?
Al principio del primer enunciado. Ahora desespero.
Fuimos una mentira que se empeñó en parecernos enterna.

martes, 6 de noviembre de 2007

Histeria

Sos un pedazo mio enroscado.
Un nudo hecho desde adentro, imposible de desatar.
Sos el alboroto de un mayo que siempre es alborotado por la irremediabilidad del calendario y de la historia.
Y a veces se nos da por profanar nuestros recuerdos con esa mística arcaica de las coincidencias y los consecuentes.
Entonces comenzamos a vomitar miserias, una detrás de la otra, sin respirar, sin detenernos a mirar lo que se nos cae a cada uno. Hasta que nos ponemos metafísicos y la culpa vuelve a ser del cosmos o de Europa, pero siempre lejos, nunca en nuestros hígados, ni allí dónde para nada hay apéndice, ni siquiera en el instante ínfimo que dura el espacio entre los músculos y los tendones.
Qué ironía mal hecha, si vos estás tan ahí adentro, entramado, semiótico, atómico, anatómico, indeleble, adherido, mimético, totémicamente impuesto, ateo, pagano, amalgamado, éter.
Y qué mal explicada la ironía si no puede escaparse de la metáfora para decirte que, si vos estás tan adentro y las culpas se nos van tan por afuera es parábola y de tan paradojal podría indignarte como a mi.
Se hace difícil reanudar el paso y seguir caminando porque no vamos a volver a reirnos, al menos hasta que recordemos al consumismo y tus camisas, o al consumismo y mis fotografías, o al consumismo y las bacterias. El consumismo ya deja de ser gracioso y otra vez vomitamos.
Regurgitar por sílabas en-te-ro y jun-to peroseparado y algo queda adentro. Porque desde siempre nos dijeron que no se puede decir todo, que hay que dejar ciertas cosas inconclusas porque de allí surge el misterio y que además la completud de los enunciados es peligrosa, por eso...
Y cuando queda...
Para después...
Sé que no...
Y aunque me digan que...
Habré de...
Nos reprimimos. Nos repudiamos. Repulsivo.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Por ejemplo



Por ejemplo, que no haya fábricas a las que rendirle culto.
Que sea verde, por ejemplo y traiga escrito lo que no me atrevo.
Por ejemplo que haya forma, no nombres, ni límites, siquiera nomenclaturas químicas, solo forma.
Por ejemplo en capicua por ejemplo.
Por ejemplo que haya rosas y se terminen, por ejemplo, las lechuzas nocturnas,las exposiciones de imperialismo a plena luz del día para ejemplificar de algún modo.
Alternativas en la mano sin carteles bien pintados, por ejemplo revoluciones.
Que sean signos, por ejemplo, los que inicien la partida y hagan música y palabras para que después tengamos melodías y poesía y no tener que hablar por ejemplo de diccionarios.
Por ejemplo que haya puentes dibujados y gigantes que nos hagan trascender y que podamos ir y volver con sombreros.
Mirar a donde sea y que haya zapatos en el barro y que por ejemplo, ese barro sea cimiento de, digamos por decir, mi morada y no dolor de un par de ojos.
Por ejemplo a la mañana y que a la tarde se repita.
Por ejemplo en la salud como en la enfermedad por los siglos de los siglos, ya no.
Por ejemplo con machete en alza y a caballo.
Por ejemplo aferrado por las sienes y tan suelto en los extremos.
Por ejemplo de colores.
Por ejemplo, que sea un Picasso.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Una Doña Petrona, resulté




Una vez establecida la morfología de lo que buscamos, procedemos cada uno de nosotros a rellenar esos huecos de vacío que parecen inconmensurables con sustancias que alberga nuestro ser pero que preferimos extraer de otros envases.
Y entonces empieza esa cosa de ir y venir, de patinar, de girar y vuelta entera, y media vuelta para ir emparejando, para convencernos de que estamos próximos a la perfección y que ésta lleva el tono de lo prolijamente dispuesto. Y giro de nuevo y esta vez coronación.
Aliviados del proceso, conformes con los logros; premeditamos una vez más el objetivo inicial (aún lejano pero ya más que conocido) analizando la posibilidad de dejarlo todo en la patina perfecta que hemos conseguido.
Hay que seguir. Y zarandeo de allí, y que ajetreo por allá porque algo nuevo acaba de caer en el juego y es necesario que una vez más nos acerquemos tanto al centro como a los bordes. El ser humano y esa cosmovisión egocentríca que no admite la otredad, lo distintivo y en cambio se esfuerza por abarcarlo todo para evitar el lugar suficiente en el que el otro genere su espacio. Siendo que hay tanto lugar en la vía láctea... tomemos entonces la vía láctea.
Ahora que las cosas empiezan a ponerse menos consistentes, nos asustamos, rezongamos por haber continuado con esto, cuando el final apresurado pudo llenarnos de laureles (o de dulce de leche).
Y empieza la verdadera mezcla, la mixtura de lo probable y lo necesario en un mismo recipiente, hasta obtener el punto justo o al menos la idea de lo que ello significa.
Cuarenta minutos de cocción.
El resultado puede no ser el esperado, pero mantendrá la forma en la base, lo que nos permitirá cortar, medir,quitar por donde sobra, darle allí donde esté la ausencia (qué difícil debe ser encontrar la ausencia) y rellenar y desllenar cuantas veces sea necesario hasta obtener algo decente o escatológico (siempre a merced de lo que cada uno particularmente esté buscando).
Lo que continúa es completamente innecesario de relatar y las características diversas que puede tomar el devenir del hecho escapan a la narrativa, pudiendo hacer simplemente una mención descriptiva a través del antónimo de lo que es posible.

FIN DEL BIZCOCHUELO.
* * *

jueves, 6 de septiembre de 2007

Aromas


A veces, pero solo muy de vez en cuando, se me ocurre buscar tu olor para recordarte adentro de un frasco.

viernes, 24 de agosto de 2007

Carta a mi guante extraviado

Querido guante:
Tal vez me consideres un tanto exitista o hasta fatídica, cuando escribo estás palabras a las que quizás, y con más razones que las que hay para ser cristiano, te topes en algún momento si Dios quiere. Pero tu desaparición temporal me está afectado.
Yo sé que siempre fuiste un tipo libre, que se fue e hizo lo que quiso para regresar pronto y sin saludar. Y no creas que pretendo cuartearte ni un centigramo de tu preciosa indescencia, ni de mi añorada sopresa cuando nos recontramos. Si hay algo en lo que nos parecemos demasiado, es en eso de ir y venir tan rápido (ya ves, no somos tan distintos...de hecho, y aprovecho para decirtelo, admiro y hasta me invade la envidia de que puedas ser tan azul y yo no) pero esta vez, esta vez algo me dice que va a ser diferente. Algo va a cambiar cuando vuelvas (si es que volvés, a esta altura empiezo a desconfiar hasta de la predecible sombra que me acompaña mientras camino), no sé si serás vos, o seré yo.
Acá se te extraña, loco. Tu eterno compañero de banco ya perdió la razón de ser. Te acordás ese huequito infímo que había hecho con mi uña para distinguirlos? Si lo vieras! convertido en la réplica exacta del Agujero de Ozono (y ya comienzo a vivir la experiencia del efecto invernadero), pura tristeza hermano, es eso.
¿Qué te aflije? ¿ qué te lleva a este reencuentro espiritual en búsqueda exhaustiva de la propia razón? ¿ Es porque mi mamá dice que tengo manos de pianista? No le hagas caso, por más similitudes dactilares a las de Ludwing Van, no pienso cambiarte por nada!
Vos sabés que yo te respeto. Si jamás me has impedido rascarme, ni me has hecho incómoda la exploración de ningún orificio. Ah si, eso es algo que tengo que agradecerte. No cualquiera lo deja a uno ser o hacer, sin oponer resitencia. Allí está creo, uno de los mayores problemas de la humanidad ¿ no te parece?. No quiero irme del punto, no intento deshilachar la coherencia con frases hechas. ¿No andarás deshilachado, cierto? Porque mirá que el suicidio es algo cobarde, más cobarde que encajarle una trompada a un niño siendo el campeón de peso pluma.
Imaginate vos lo que soy, que en el mismo instante dónde premeditaba la alegoría anterior, se me ocurría reemplazarte con un par de guantes gordos de boxeador profesional, sólo para darte envidia (te lo tenía que decir).
Mirá, yo no sé qué habrá pasado, no quiero pensar que has encontrado otra que te da la mano. Pero te ofrezco una tregua y que vuelvas. Si hasta te voy a permitir que me llames "Bárbara Camacho" (1) si lo encontrás necesario.
No creo haberte hecho daño, ahora que no te impregno ese olor a nicotina asqueroso, no tenés de qué quejarte. Y si el problema pasa porque me niego a llevarte a los cumpleaños de quince, deberías saber que mi hermana me obligó, que si por mi hubiera sido te venías conmigo y con los tacos, y el tapado. O mejor sin ellos.
Y si en verdad sentiste rechazo de mi parte porque no quise tocar la guitarra con vos, deberías saber que como cualquier otra persona necesito mis espacios y que el hecho de que estemos juntos, no nos obliga a respirar al unísono, a fin de cuentas, andá a saber qué hacés vos cuándo yo no te estoy mirando. A lo mejor esto último, no ayude demasiado a que regreses, pero ya
me conocés, esto de la libertad de expresión y la no represión del inconsciente que me recomendó Sigmud me imposibilitan borrar (siquiera tachar) lo antes dicho.
Espero que recapacites pronto, y que me esuches dónde quiera que te hayas metido, porque mirá que te busqué, esta vez no tuve miedo de buscar hasta encontrar, pero no estabas. Paradojas de la vida, como bien podría decir un tango.
A espera de su pronto regreso (no te tuteo porque así nos entendimos siempre mejor: usted "el guante" y yo "la de los dedos") me despido, sin antes repetirle que lo extraño y que hace frío.
Atentamente,

Bárbara Alejandra (sin dramatismos de por medio)

PD: Ya que andás por ahí fijate si encontrás "El Libro de Manuel" y mi "Naranja Mecánica". Por mis soquetes blancos ni te preocupes, son mucho menos fatales.

(1) Dícese de mi misma, cuando mi interlocutor se encuentra ofuscado. Existe una excepción a la regla, relacionada con tramiterios burocráticos. Este último caso, no se da muy a menudo.

sábado, 18 de agosto de 2007

Circunferencias, redondeles y otros.

Querer en círculos es de esas cosas que hay que dejar de hacer.
Simplemente por la razón más cicunferencial: siempre hay que multiplicar por 3, 14.
¿ Qué sentido tiene entonces modificar la gordura de un redondel si uno de sus factores será siempre el mismo aunque cambie el producto?
prefiero quererte así de amofa e infinita.
Y no me vengan con hechizos de percepción perfecta y trazado de paralelas, porque esto es un juego de líneas entrecruzadas y despiertas.
Querer en circulos es tan previsible como dormir ocho horas diarias según recomendación médica. Y no es que me oponga a las siestas y los horarios, pero cuando se trata de querer, administrar las dosis me languidece.
¿Acaso hay algo más maravilloso que la caricia inesperada, que el abrazo sin premoniciones, que el beso en la tertulia?
No voy a encapsular mis amores en un termo, no los quiero redonditos. Dejarlos libres sería reafirmar el ser y sepultar nostalgias.
Definitivamente, querer en círculos es de esas cosas que hay que dejar de hacer.

martes, 7 de agosto de 2007

Itinerario de una quimera realizable

*Hacer el mate.
*Leer.
*Replantearme la existencia.
*Cortarme las uñas.
*Quitarme el miedo a los pasos que se escuchan en la escalera.
*Perder un extremo.
*Ir a nadar.

Todas cosas que debo hacer.
Por lo pronto me duele el pulgar y eso es lo más inmediato.

sábado, 4 de agosto de 2007

Mirarte intentar pelar un durazno con las rodillas es imposible.

Mirarte intentar pelar un durazno con las rodillas es imposible. No por la acción en sí misma, sino por esa capacidad de distraer mi atención con palabras que adquiriste con los
años.
Llevando esa armadura a cuestas que te envuelve de pies a cabeza, pareciera que no hay flanco posibible (siquiera probable) por donde inmiscuirse para mirar tus muslos de cerca.
Pero ya conozco la hendija invisible por donde soplarte para desarmar el silencio y recibir la poesía.
Darte una vacuna y curarte la rabia acumulada por sintagmas de dolor pasado, que se han hecho punzada por no recibir la extradición a la nostalgia, sería lo más conveniente. Al menos, es mucho más lógico que pretender el orgasmo de un embudo.
Y obsequiarte el rechinar de una silla nueva para que la más anciana pueda desastillarse de
alegría por saber que los años no entorpecieron su semblante, para que recobres el brillo en la mirada y la blancura en los dientes podridos de odiar que ya comienzan a aflojarse pensando en la retirada.
Abrazarte con tanta fuerza que te sorprendas de mi manera de quererte.
Escucharte con tanta atención que comiences a temer mi muerte.
Necesitarte de esa forma loca que te prometen los boleros.
Salivarte los recovecos más oscuros y volverme a tu aroma.
Olfatearte las escondidas y blasfemarte los "todavía".
Golpearte en el pecho para que aprendas lo que se siente estar sin aire, para respirarte al instante desde tu cuero cabelludo.
Pintarte las sonrisas que se te escaparon en un suspiro atolondrado.
Regalarte una manzana gigante para que la cuides de los gusanos y la podredumbre de tus sábados.
Y aquí te dejo mi vergüenza, la desazón, mi ideología retratada en esa estatua y el estómago enmudecido cuando escucho tu nombre, para que veas que soy humana.
Perdoname la silla y el durazno, pero haceme embudo.

martes, 24 de julio de 2007

Intentos



De pronto siento unas ganas incontenibles de tener una cajita de acuarelas para pintar sandias. Y me invade la tentación (que ya acepto frustrada para siempre) de saber dibujar, de no salirme de los contornos delimitados de una expresión gráfica cuando intento colorearla.
Una vez hace mucho, escuché el significado de un monigote y me dieron ganas de tener miles, pero me asustó la idea de crear criaturas aborrecibles que provocasen el espanto de mis otros amigos. Siempre fui tan adepta a la simetría de los lados, que en mi afán de no serlo recaigo de nuevo en ella y no me acostumbro.
Ni intento de boceto, ni olvido de la señora que no fue, ni del caballo que fracazó en el intento.
Ojos que son tetas, ratones que son osos mal hechos,flores que se asemejan a mi imaginario de riñones, liebres que no estan porque corrieron.

NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
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NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.

A veces del error se aprende...

DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
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miércoles, 11 de julio de 2007

Es una lástima que haya cosas que no puedas entender

Es una lástima que haya cosas que no puedas entender. Y que recurras al silencio; no al silencio delicioso de saberse pensando y compartiendo; sino a ese absurdo silencio de querer parecer inmune a lo que se ha escuchado.
Como si nada te importase te movés, llenando tus vacíos con tertulias más vacías aún. Creyendote libre por decirlo más fuerte, pero sin pensar que estando lleno de miedo no hay libertad posible. Y si hay algo que te sobra y se te escapa por los bolsillos de ese sacón tan verde y tan enorme es miedo.
Miedo a ser, a sentir, a buscar y terminar por encontrar, miedo a hacerte grande, a hacerte chico, a respirar, a direccionarte más allá de lo que diga la brújula, a toparte con un duende en el jardín, a hacerte pis en la cama, a despeinarte en compañia de una dama, a descubrir que sos adicto a las berenjenas cuando creías odiarlas, miedo a pensar qué significante psicológico tiene dibujar más redondelitos naranjas en una hoja de papel llena de bolitas de colores. Miedo al rechazo, a la oscuridad, a quebarte un hueso, a oler profundo dentro de una bolsa y que huela a mierda, a que te miren mientras bailas, a que te regalen algo que te quede chico, a que te pidan un favor. Miedo a mirar que hay detrás de las puertas (qué terrible)
Esta puerta voy a abrirla yo, pero vas a prometerme que la semana que viene lo vas a
intentar.
Miedo a hacer un trato, a asumir un compromiso...

domingo, 8 de julio de 2007

Con motivo de mi vigécimo primer onomástico


Vengo a proponer, en acto solemne y a espera de una respuesta favorable, la abolición (no exporadica sino inminente) del cumpleaños como acontecimiento recordable.
No se trata de ningun tipo de miedo producto del paso del tiempo, ni de la aproximación de estigmas en el ser superfluo. Es simplementa la convicción profunda de que no quiero pasar por esta ceremonia.
Conozco mis limitaciones, y también conozco mi ciclotimia inverosimil de tan hondo que cava. Y sé que este lunes que se me aproxima volando como viento Zonda, seco y dispuesto a llevarse todo, habrá de encontrarme sentada en una silla poco cómoda (porque nunca se me quitó esa cosa de sufrir las dolencias como algo irremediable) cruzados mis brazos al punto de que será la negación más poderosa que mi propio nombre para distinguirme; exigiendole al reloj que apure esos segundos que (a mi no me engaña) nunca duran lo mismo para dar por finalizado este día. Rogando desde su inicio que se pase y que por favor no regrese. Aunque después vuelva, disfrazado de un año más.
Aumenta su ejército todos los nueve de cada julio que me llega porque no me ha vencido, mas quién sabe cuánto tiempo más aguantará esta barricada de resistencia que sostengo con un escarbadiente. El mismo con el que el invitado número tres pinchó la salchichita que le ofrecimos.
Y uno se preocupa tanto porque se vaya, que al dia siguiente ya se encuentra sumido en una nueva preocupación cuya culminación acontecerá dentro de 364 dias. Es una rueca que gira y qué aburrida.
Ahora me voy a generar mi espacio. Esta ropa que encontré y me recuerda la Grecia más antigua, me da ganas de agarrar una cuchara para creerme espartana y guerrera. Y me voy a subir a la mesa y voy a saltar aunque haga ruido.
Porque ahora que tengo (y eso es lo unico que puede agradecerle a esta manía absurda de cumplir 4 estaciones juntas) más largos los fémur y más ancho el arco que puedo formar con mis brazos, le tengo menos miedo al reto de un adulto.
Mientras tanto decido si en mi juego soy griega o me vuelvo gladiadora romana (de la mesa voy a saltar. Hay ciertas cosas que no son discutibles) y preparo un encendedor por si después quiero ser Nerón y varias preguntas por si se me antoja ser Sócrates, poniéndole tilde a los dos aunque no existan. Porque desde esta perpectiva chiquitita y diacrónica los dos se vestían igual.

miércoles, 4 de julio de 2007

(sin asunto)

Debo confesar, aprovechando este momento de sinceridad incontenible, que soy adicta a las frases sueltas.
El hilado de conceptos inconmensurables entre sí me resulta tan excitante como saltar de un acantlado en paracaídas o mejor sin él.
Explorar la gramática sin limitaciones y permitirme el libre albedrío entre los significantes, me recuerda la existencia de un Yo que aunque preso del presente, aún se admite un espacio para re- crearse para conocerse.
Encontrarme de pronto, sumida en la máxima introspección creadora, sin entender de dónde vienen las palabras, ni a dónde pretenden llegar, se vuelve una práctica tan habitual como endulzar una taza de té o estirar las sábanas antes de dormir y el confundirla con una rutina me lleva hasta el espanto.
Me sorprende la oración en los momentos menos esperados, casi inoportunos: allí dónde debería concentrar mi atención a la lectura de una bibliografía obligatoria, a la búsqueda de un argumento que me convierta en vencedora de una discusión, cuando intento desviar mi pensamiento hacia aquello que necesita ser definido para no volverse a repetir.
Pero llega ella, distante, distinta. Preparada para matar otra idea o sucumbir en su trayecto desde el inconsciente. Dispuesta a atravezarme y exigirme la búsqueda inmediata de un papel.
Aunque el final sea inminente, aunque las dos sepamos de antemano la forma exacta que tendrá el desenlace.

lunes, 2 de julio de 2007

Lala "casi20"


Me empapé de absurdo y salí. Oliendo toda a incongruencia y palabra inventada.
Me puse las mariposas en la cabeza y las dejé revolotear. En esta oportunidad prefirieron saltearse mi estómago y cosquillarme los pies. Tal vez para que no ria. Quizás para que corra; para que no me detenga, recordandome la existencia del movimiento apelando a mi sensibilidad táctil.
Y tuve otra vez esa ridícula idea de querer ser libre.
Me saqué las enredaderas de los oídos para ya no escuchar melodías enroscadas. Y esperé a que el hielo se haga muerte.
Y cuando el invierno ya fue crimen, me desnudé.
Me trepé al inconsciente colectivo y en la travesía perdí un zapato. Jamás lo recuperé y aquí puedes ver mis dedos.
Lola nunca dejó de cantar, ella es la mujer que canta en mis sueños cantados. Canta y me invita a atreverme, y me busca cuando me escondo del recuerdo para salvaguardarme en su enorme capa azul. Una especie de santa sin creencias, una virgen mil veces violada y restituida por la autoregeneración del cosmos, una diosa pagana y atea al mismo tiempo que no separa sólo canta, y armoniza mientras duermo.
Lavé mis manos, torcí mi mueca para siempre y exploté. Nadie junto mis retazos olvidados de canela y tan solo utilizaron la salina para regalarsela a un burgués.
Ahora brillo y me esfumo.
Mañana seré lombrices de nuevo, como antes de nacer.

viernes, 29 de junio de 2007

mientrasbocaganaba

Esto ya se nos está yendo de las manos.
Puedo sentirlo haciendo malabares sobre la punta de mi nariz, mientras recorro de reojos la estela de estigmas que ha dejado en mis brazos.
Con suerte, el silencio lo aburra y se quite del todo, corra en busca de entretenida carne hacia otros mundos. Porque esto de tenerlo fuera de las manos, ya sabés, me molesta.
Ojalá que ese mundo le siente cómodo, siendo tan microscopico no le costará acomodarse, más que compleja se vuelve la estadía cuando encima de lo minúsculo yace la eternidad inevitable.
Quiero que se vaya de mi nariz, de mis brazos... si se fue de mis manos! ya sabés lo complicado que me resulta lidiar con cosas que se les escapan a mis dedos.
Mis dedos cuentan la cantidad de veredas, lavan mis heridas con saliva que les presto desde
otro confín de mi propia anatomía cuasi humana,señalan. Mis dedos lo controlan todo y se albergan en la redondez de una palma (a la que le reconozco el carácter romántico pero no la quiromancia), es en esa convergencia que reducto todo a un solo concepto: la mano.
Y después la dejo que haga todo: que abrace, que golpee, que alimente, que quite. Si de eso
se trata la cosmovisión moderna: reducimos todo a uno y que ese uno lo haga todo.
Y mientras tanto, mientras yo te explico y vos te reís de mis libres asociaciones que no me dejan terminar una idea sin nombrar a Lao Tzé o remitirme al interés que me produce observar el enigma visual del termómetro, esto sigue en mi nariz (y andá a saber a dónde se te metió a vos porque desde acá no lo vemos) y se nos fue de las manos, que a juzgar por los hechos inminentes, es lo único que (a medias) podemos controlar.

viernes, 15 de junio de 2007

Diálogo I

- No vas a llorar, cierto?

- ...

- Bien, lloremos entonces, lloremos que hace bien.

- ...
-¿Vos por qué llorás? Yo lloro por lo que no fui.

- Yo lloro por lo que no quiero ser.

-No lo serás.

- Gracias. No lo fuiste

-Gracias.

lunes, 28 de mayo de 2007

Duermete

Duermete, tranquilo, que yo te arrullo...
Duermete, y mientras te traigo los besos y me llevo las voces.
Duermete y dibuja un fuerte con mi presencia.Duermete sereno, que no voy a despertarte, al paso que procuro que esa flor no te lastime.
Duermete y déjame dormir. Vamos a soñar juntos que gritamos, que el frío no duele, que se han ido las cenizas y que finalmente corrimos las nubes.
Duermete y procura que no te aplaste. Es que a veces me cuesta. Es que tanto me duele, y no lo ves, no parece.
Duermete y despierta, recuerdame que has dormido, repiteme que te necesito, que quiero que no te vayas, que a mi también me agrada dormir sabiendo que existes.
Duermete, duermeme (vamos a dormir) que mañana al despertar habrá que arrullarnos otra vez.

Bárbara (o breve explicación a cerca de mi nombre)

Considerandome en adjetivo y sustantivo (descartando la posibilidad de cualquier Edipo o Electra y tomando sólo el sustantivo y el adjetivo), debo confesar que me siento más sustantivo.
Y, para ser sincera, en nada me apena.

viernes, 25 de mayo de 2007

Brazos

Tienen tus ojos ese tono especial, entre espasmo y ausencia.Silencio y palabras contenidos en un mismo guiño.Emigras y vuelves, porque sabes que sin ser tu nido, aún me queda un resquicio de gratitud por esas malas palabras.
Sabemos callarme y dibujamos como ninguno, cuando la cartografía moderna nos obliga a trazar nuevos destinos.Buscaste en mi ombligo respuestas, pero allí no estaban.Tampoco mis cabellos tenían la solución, y ni siquiera te sirvió mi dolencia reprimida como batiscafo para descubrirte en tu abismo.
Me fui -¿qué importaba?- no había en mi un solo grito de aliento, un pedido de socorro, mucho menos la necesidad de encontrarte despierto.
Pero aún queda una llave allí donde están mis uñas, donde encuentras mis dedos y tomas mi mano. Dónde no te pido y te ofreces, dónde existo sin quererlo, dónde nos ataca el silencio y lo embarcamos sin destino a dónde nos quiera deshechar la marea. Y aunque a veces me muera, y otras veces no existas, nos publiquemos invencibles o nos tejamos inanimados; aún persiste la certeza de que puedes contar conmigo.

jueves, 24 de mayo de 2007

Regresiones

Había algo que quería contarte? Ya no recuerdo.
Supongo que el fervor acumulado de un reloj que no cesa, una pava que ebulle y me anuncia que no habrá ronda de verde (al menos no si no vuelvo a llenarla) y el deseo incontenible de estrellarme contra los azulejos de esta pared tan fría, que aún no aprende a dar abrazos; me han propiciado de esa amnesia tan deseada durante mis años de calesita "No me gusta ese caballo y nunca atrapo la sortija, vamos!".
Voy a pellizcar una hormiga hasta que me muerda, y sentiré que puedo hacer volar lo que yo quiero con la punta de mi dedo mayor, que aún no aprende a ser descortés. Llenate de moretones de infante- de esos que se esconden en el anonimato- son hibridos sin nacionalidad ni procedencia; y limpiame la nariz con tu manga que ya está sucia.
Ahora vuelvo al azulejo, a la senilidad y a la sincronía del destiempo. Mírame, hay algo que no te dije, se me cae por el anteojo. Es mi arte de callar y el suyo de escurrirse.Son tus vuelcos, mi vida, que me hacen girar. Y soy calesita( y no, no quiero), y soy caballito victoriano (sácame de este asco, me parezco poco a Napoleón), y no encuentro la sotija (se sacude, me sacudo), musiquita de destierro y me voy...
Corro lejos, en compañia de la soledad que no lastima y respeta mis silencios, porque atrapó lo que de mis anteojos se escurre, y me lo sacó de la nariz con su manga, y me curó los moretones aunque no los conocía, y me tejió una bufanda de manos que me abrazan,son miles y aunque quise espantarlas no pude, yo solo tengo dos.
Una vez más el agua hirviendo, y está vez que no, que no vuelvo; y no habrá sintáxis que te salve, ni que me reconforte.