viernes, 28 de mayo de 2010

Incondicionalidades.

Y entonces, ¿En qué otra galaxia habrá un sol de tu magnitud?
¿ De qué planeta vendrán los fulgores que te encarnan?
Esa radiante mirada de saberlo todo.
La comprensión entera. De comprender y jamás de comprimir.
Mis preguntas a media noche; tus respuestas, casi quejidos.

El algodón, los jazmines, todos lloran no alcanzarte.
Cuatro luces. Dos por cada brazo. La luminosidad no basta.
Trampolines de azúcar que te endulzan y me invitan.
Nunca menos que otros, siempre más. Primero.
Que si yo tuviera que dar la vida por alguna cosa, esa cosa llevaría tu nombre. Y yo también.
Inabarcables los abrazos, siempre encima del mundo y de sus selvas.
Manantial de regocijo tu mirada.
Si me tienta la desazón, tus caricias bien me curan.
Sin apuros, porque hay tiempo, y está el amor que de inmenso todo sana y cada día un nuevo saludo.
Barquito de hojas frescas.
Respiro porque te veo acá conmigo.