martes, 7 de agosto de 2012

Retiro lo Dicho.

¡Retiro lo dicho!
Lo saco de donde antes lo puse.
¡Retiro lo dicho!
Sáquenlo de ahí, por favor. ¡He traído la autorización correspondiente para hacerlo y está debidamente firmada!
Retiro lo dicho y pongo lo hecho.
Que a las palabras se las lleva el viento ¡caramba!
El mismo que hace sonar los cascabeles y despeina a las señoras.
Retiro lo dicho y que no se ofenda, que no es que no lo quiera.
Que no, no se trata de de una venganza sintáctica, de una queja a su incorruptible gramaticalidad.
  Retiro lo dicho por una cuestión práctica y nada más.
Es que el devenir de la vida -es decir la vida viniendo, la bienvenida- hizo añicos el muro de palabras que ya fueron pronunciadas y que prolijamente han estructurado mis quehaceres, mis quéquereres, mis cómoconseguireres y hastadóndepoderes.
  Es que lo que tengo ganas de hacer, lo que estoy siendo, lo que está en construcción requiere que retire lo dicho.
Necesito ese espacio de viejos decires, libre.
Retiro lo dicho y pongo las ganas de ser en ese pedacito de tiempo...
que lentamente... se va llenaaaando de múuuusica... de la que se queda...
Para siempre.

Variaciones hacia el propio movimiento.

Cambiar el aire.
Recuperar bocanadas más sinceras.
Volverme aire.
Sentirlo mio, renovado.

Reencontrarme en la respiración.
Preguntarme hacia adentro,
responderme en vientos inextinguibles.

Saborear las inspiraciones.
Que insipirar sea trascender,
ser arte, ser aire, airearte. Comenzar a ser reflejo de cómo respiro,
exhalar en una danza corporal
que me haga bailarina de la vida

Que sea mi vida, mis decisiones.
Mis anhleos, mis respiraciones.
Mi cara al mundo, lo que tengo para dar.

jueves, 29 de marzo de 2012

Todas Revoluciones.

Hay de esas cosas que nunca voy a entender.
Por qué elegías un gusto de helado tan improbable de encontrar como imposible de imaginar. El limón granizado fue un invento tuyo, yo lo sé.
Por qué te sabías miles de canciones en la guitarra pero jamás te pudiste aprender una estrofa entera (tal vez sí de alguna canción insólita para nuestros oídos, pero esas no cuentan)
Por qué te fuiste.
Tu partida no tuvo ningún sentido.
Todavía no me atrevo a utilizar la palabra muerte. Es que me suena tan lejana y vos tan cerca... Tan definitiva, y a mi me parece que nos queda tanto por distinguir...
  Ahora no me importan las palabras. No me pesan. Tal vez si hubiesemos sido solo palabras me costaría nombrarte. Pero, no. Fuimos música y amor. Pedacitos de montaña y de río. Fuimos bailes y miradas. Fuimos silencios bien compartidos.
Tu muerte es un absurdo, no tiene sentido.
Hace algunos años, mi amigo del alma, mi compañero de caminos andados, desandados y vueltos a emprender... Hace algunos años Pablo y yo conversabamos de la vida, reflexionabamos sobre los acasos y los porqué.
 Nos emocionabamos pensando a Cuba, aplaudiendo al Che, a Fidel, a Camilo (que había dicho que todo iba bien).
  Mirabamos la patria, nos abrazabamos en nuestra América que se iba levantando.Y entonces, mirando la Luna (que nos hipnotizaba al unísono siempre) a mi se me escapó decir:
- ¿Sabés? Yo daría la vida por una Revolución.- él entendió que era cierto y con su sinceridad de siempre, con esos gestos que no saben mentir y esos ojos que no conocen de esconderse me respondió:
- Yo también.
Y si esta muerte no tiene sentido, entonces hay que ver cómo le convidamos un pedacito, una patita de algo, un pasito para el costado de las ilusiones y una retirada del dolor que cava (y cómo) tan hondo.
  Desde hoy, amigo mio, yo te prometo una Revolución.
No sé bien cuál, ni sé cómo... Pero va a llevar tu nombre.

martes, 6 de marzo de 2012

Intento Japonés

Hay algo de vos
que ya es metáfora.
No sé qué, ni cuál.



Conociéndonos
te mostré mis pesares.
Estoy desnuda.



Caen las gotas.
Me inundo de dudas
sos pregunta hoy.



Bonita forma
de hacerse lloviendo
tiene un charco.

lunes, 5 de marzo de 2012

Regalo

Te obsequio tres berrinches necesarios.
Son para que empieces.
Son tuyos y también un poco mios.
Desde que llevamos la misma calma,
esas cosas se comparten.

Y te invito a que te atrevas,
a que erres, que maldigas.
Porque no todo está bien dicho.
Dejá que tus palabras formen zurcos bien profundos
que te encuentren sorprendido.

Y cuando vuelvas,
cuando el regreso sea necesario,
que te miren desnudado
y te presten alegrías
que de tan tuyas y tan mias
te paseen liberado.
Porque lo pueblo
él es quien me habita.
Y visceversa.