Yo supe no ser una cara triste en todos los espejos.
¡Que me devuelvan la sonrisa!
Que me la traigan en camellos, rozando la arena.
Condénenme a no tener más el vicio de arlequín
Porque yo quise hacer de la vida, la risa
Y del tiempo una mueca suspendida.
Arrastren mi alegría como en un suplicio
-Si así fuera necesario-
Y dególlenme a carcajadas salpicando la acera.
Para que no se caigan mis palomas en vuelo,
Para que escupa mi lengua en colores,
Para que vuelva a encontrarme en todos los espejos.