sábado, 5 de enero de 2008

En un intento anárquico de la disposición física

Traigo frío en los pies, en las ranas, las ventanas, los vestidos.
Qué decirte de las llaves? No abren puertas.

Puede que nos hayamos visto antes;
en los tiempos en donde buscabamos cárcel y pedíamos libertad.

Puede que así haya sido,
pero es sólo una hipótesis,
tan carnal y sangrienta que se acerca más a la hipófisis.

Tal vez no haya invierno más crudo que aquel en el que nos obligamos a bailar desnudos,
sin ánimos de rimas violentas.
Eso sí, despojados de todo.
La ropa, el conocimiento, los prejuicios, el ardor estomacal, las violaciones,
el secreto casi exacto, la mentira.

Y es probable que este frío indescriptible que traigo arraigado,
se vuelva obsoleto cuando encuentre las palabras para
nombrarlo.
Y descubra que estas puertas siempre estuvieron abiertas,
que las ranas eran tibias,
que bastaba correrse hacia la izquierda
para evitar la tempestad.

Y vos me veas alejarme y respires,
porque descubras las mismas verdades que yo,
pero desde otro confín más melodioso y menos
literato.

Descubir que era cierto y necesario,
sin vernos: será menester.
Resistir.
Entonces, echaremos a reir.

jueves, 3 de enero de 2008

Re Franes

La cola de paja. La paja en el ojo.
Ojos que no ven, corazón que no siente y a palabras necias oídos sordos.
El pez por la boca muere. No hay mal que por bien no venga.
Pido gancho.