martes, 24 de julio de 2007

Intentos



De pronto siento unas ganas incontenibles de tener una cajita de acuarelas para pintar sandias. Y me invade la tentación (que ya acepto frustrada para siempre) de saber dibujar, de no salirme de los contornos delimitados de una expresión gráfica cuando intento colorearla.
Una vez hace mucho, escuché el significado de un monigote y me dieron ganas de tener miles, pero me asustó la idea de crear criaturas aborrecibles que provocasen el espanto de mis otros amigos. Siempre fui tan adepta a la simetría de los lados, que en mi afán de no serlo recaigo de nuevo en ella y no me acostumbro.
Ni intento de boceto, ni olvido de la señora que no fue, ni del caballo que fracazó en el intento.
Ojos que son tetas, ratones que son osos mal hechos,flores que se asemejan a mi imaginario de riñones, liebres que no estan porque corrieron.

NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.
NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR. NO SÉ DIBUJAR.

A veces del error se aprende...

DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
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DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
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DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
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DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.
DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR. DIBUJAR.

miércoles, 11 de julio de 2007

Es una lástima que haya cosas que no puedas entender

Es una lástima que haya cosas que no puedas entender. Y que recurras al silencio; no al silencio delicioso de saberse pensando y compartiendo; sino a ese absurdo silencio de querer parecer inmune a lo que se ha escuchado.
Como si nada te importase te movés, llenando tus vacíos con tertulias más vacías aún. Creyendote libre por decirlo más fuerte, pero sin pensar que estando lleno de miedo no hay libertad posible. Y si hay algo que te sobra y se te escapa por los bolsillos de ese sacón tan verde y tan enorme es miedo.
Miedo a ser, a sentir, a buscar y terminar por encontrar, miedo a hacerte grande, a hacerte chico, a respirar, a direccionarte más allá de lo que diga la brújula, a toparte con un duende en el jardín, a hacerte pis en la cama, a despeinarte en compañia de una dama, a descubrir que sos adicto a las berenjenas cuando creías odiarlas, miedo a pensar qué significante psicológico tiene dibujar más redondelitos naranjas en una hoja de papel llena de bolitas de colores. Miedo al rechazo, a la oscuridad, a quebarte un hueso, a oler profundo dentro de una bolsa y que huela a mierda, a que te miren mientras bailas, a que te regalen algo que te quede chico, a que te pidan un favor. Miedo a mirar que hay detrás de las puertas (qué terrible)
Esta puerta voy a abrirla yo, pero vas a prometerme que la semana que viene lo vas a
intentar.
Miedo a hacer un trato, a asumir un compromiso...

domingo, 8 de julio de 2007

Con motivo de mi vigécimo primer onomástico


Vengo a proponer, en acto solemne y a espera de una respuesta favorable, la abolición (no exporadica sino inminente) del cumpleaños como acontecimiento recordable.
No se trata de ningun tipo de miedo producto del paso del tiempo, ni de la aproximación de estigmas en el ser superfluo. Es simplementa la convicción profunda de que no quiero pasar por esta ceremonia.
Conozco mis limitaciones, y también conozco mi ciclotimia inverosimil de tan hondo que cava. Y sé que este lunes que se me aproxima volando como viento Zonda, seco y dispuesto a llevarse todo, habrá de encontrarme sentada en una silla poco cómoda (porque nunca se me quitó esa cosa de sufrir las dolencias como algo irremediable) cruzados mis brazos al punto de que será la negación más poderosa que mi propio nombre para distinguirme; exigiendole al reloj que apure esos segundos que (a mi no me engaña) nunca duran lo mismo para dar por finalizado este día. Rogando desde su inicio que se pase y que por favor no regrese. Aunque después vuelva, disfrazado de un año más.
Aumenta su ejército todos los nueve de cada julio que me llega porque no me ha vencido, mas quién sabe cuánto tiempo más aguantará esta barricada de resistencia que sostengo con un escarbadiente. El mismo con el que el invitado número tres pinchó la salchichita que le ofrecimos.
Y uno se preocupa tanto porque se vaya, que al dia siguiente ya se encuentra sumido en una nueva preocupación cuya culminación acontecerá dentro de 364 dias. Es una rueca que gira y qué aburrida.
Ahora me voy a generar mi espacio. Esta ropa que encontré y me recuerda la Grecia más antigua, me da ganas de agarrar una cuchara para creerme espartana y guerrera. Y me voy a subir a la mesa y voy a saltar aunque haga ruido.
Porque ahora que tengo (y eso es lo unico que puede agradecerle a esta manía absurda de cumplir 4 estaciones juntas) más largos los fémur y más ancho el arco que puedo formar con mis brazos, le tengo menos miedo al reto de un adulto.
Mientras tanto decido si en mi juego soy griega o me vuelvo gladiadora romana (de la mesa voy a saltar. Hay ciertas cosas que no son discutibles) y preparo un encendedor por si después quiero ser Nerón y varias preguntas por si se me antoja ser Sócrates, poniéndole tilde a los dos aunque no existan. Porque desde esta perpectiva chiquitita y diacrónica los dos se vestían igual.

miércoles, 4 de julio de 2007

(sin asunto)

Debo confesar, aprovechando este momento de sinceridad incontenible, que soy adicta a las frases sueltas.
El hilado de conceptos inconmensurables entre sí me resulta tan excitante como saltar de un acantlado en paracaídas o mejor sin él.
Explorar la gramática sin limitaciones y permitirme el libre albedrío entre los significantes, me recuerda la existencia de un Yo que aunque preso del presente, aún se admite un espacio para re- crearse para conocerse.
Encontrarme de pronto, sumida en la máxima introspección creadora, sin entender de dónde vienen las palabras, ni a dónde pretenden llegar, se vuelve una práctica tan habitual como endulzar una taza de té o estirar las sábanas antes de dormir y el confundirla con una rutina me lleva hasta el espanto.
Me sorprende la oración en los momentos menos esperados, casi inoportunos: allí dónde debería concentrar mi atención a la lectura de una bibliografía obligatoria, a la búsqueda de un argumento que me convierta en vencedora de una discusión, cuando intento desviar mi pensamiento hacia aquello que necesita ser definido para no volverse a repetir.
Pero llega ella, distante, distinta. Preparada para matar otra idea o sucumbir en su trayecto desde el inconsciente. Dispuesta a atravezarme y exigirme la búsqueda inmediata de un papel.
Aunque el final sea inminente, aunque las dos sepamos de antemano la forma exacta que tendrá el desenlace.

lunes, 2 de julio de 2007

Lala "casi20"


Me empapé de absurdo y salí. Oliendo toda a incongruencia y palabra inventada.
Me puse las mariposas en la cabeza y las dejé revolotear. En esta oportunidad prefirieron saltearse mi estómago y cosquillarme los pies. Tal vez para que no ria. Quizás para que corra; para que no me detenga, recordandome la existencia del movimiento apelando a mi sensibilidad táctil.
Y tuve otra vez esa ridícula idea de querer ser libre.
Me saqué las enredaderas de los oídos para ya no escuchar melodías enroscadas. Y esperé a que el hielo se haga muerte.
Y cuando el invierno ya fue crimen, me desnudé.
Me trepé al inconsciente colectivo y en la travesía perdí un zapato. Jamás lo recuperé y aquí puedes ver mis dedos.
Lola nunca dejó de cantar, ella es la mujer que canta en mis sueños cantados. Canta y me invita a atreverme, y me busca cuando me escondo del recuerdo para salvaguardarme en su enorme capa azul. Una especie de santa sin creencias, una virgen mil veces violada y restituida por la autoregeneración del cosmos, una diosa pagana y atea al mismo tiempo que no separa sólo canta, y armoniza mientras duermo.
Lavé mis manos, torcí mi mueca para siempre y exploté. Nadie junto mis retazos olvidados de canela y tan solo utilizaron la salina para regalarsela a un burgués.
Ahora brillo y me esfumo.
Mañana seré lombrices de nuevo, como antes de nacer.