martes, 7 de agosto de 2012

Retiro lo Dicho.

¡Retiro lo dicho!
Lo saco de donde antes lo puse.
¡Retiro lo dicho!
Sáquenlo de ahí, por favor. ¡He traído la autorización correspondiente para hacerlo y está debidamente firmada!
Retiro lo dicho y pongo lo hecho.
Que a las palabras se las lleva el viento ¡caramba!
El mismo que hace sonar los cascabeles y despeina a las señoras.
Retiro lo dicho y que no se ofenda, que no es que no lo quiera.
Que no, no se trata de de una venganza sintáctica, de una queja a su incorruptible gramaticalidad.
  Retiro lo dicho por una cuestión práctica y nada más.
Es que el devenir de la vida -es decir la vida viniendo, la bienvenida- hizo añicos el muro de palabras que ya fueron pronunciadas y que prolijamente han estructurado mis quehaceres, mis quéquereres, mis cómoconseguireres y hastadóndepoderes.
  Es que lo que tengo ganas de hacer, lo que estoy siendo, lo que está en construcción requiere que retire lo dicho.
Necesito ese espacio de viejos decires, libre.
Retiro lo dicho y pongo las ganas de ser en ese pedacito de tiempo...
que lentamente... se va llenaaaando de múuuusica... de la que se queda...
Para siempre.

Variaciones hacia el propio movimiento.

Cambiar el aire.
Recuperar bocanadas más sinceras.
Volverme aire.
Sentirlo mio, renovado.

Reencontrarme en la respiración.
Preguntarme hacia adentro,
responderme en vientos inextinguibles.

Saborear las inspiraciones.
Que insipirar sea trascender,
ser arte, ser aire, airearte. Comenzar a ser reflejo de cómo respiro,
exhalar en una danza corporal
que me haga bailarina de la vida

Que sea mi vida, mis decisiones.
Mis anhleos, mis respiraciones.
Mi cara al mundo, lo que tengo para dar.